Pere Navarro, el primer secretario del PSC, se ha desmarcado como el más responsable de los monárquicos y ha pedido la abdicación de Juan Carlos en la figura de su hijo Felipe. Las turbulencias que sacuden a Zarzuela han hecho reaccionar a Navarro y ha aconsejado al Rey que deje paso a su hijo para que se produzca una «transición tranquila».
Como me pasa casi siempre con el panorama político español, no entiendo nada. Se da la paradoja de que Pere Navarro se autodefine como «republicano convencido» de ahí lo incomprensible de su preocupación por la buena salud de la corona. Mientras tanto, todos los demás, monárquicos, o juancarlistas como les gusta ser llamados, miran para otro lado. Parecen pensar «qué cada uno aguante su vela, y que Juan Carlos se las apañe solo».